martes, 29 de junio de 2010

capitulo IV

TABLA 1

HÁBITOS ALIMENTICIOS DE LOS ESTUDIANTES DE 6º 04


TABLA 2

ESTUDIANTES QUE NO CONSUMEN ALGUNOS DE LOS ALIMENTOS DE LA DIETA


TABLA 3

ALIMENTOS CONSUMIDOS EN EL DESAYUNO


TABLA 4

ALIMENTOS CONSUMIDOS EN EL ALMUERZO


TABLA 5

ALIMENTOS CONSUMIDOS EN EL ALGO


TABLA 6

ALIMENTOS CONSUMIDOS EN LA CENA


TABLA 7

ALIMENTOS CONSUMIDOS EN LA MERIENDA


TABLA 8

ALIMENTO QUE CONSIDERAN MÁS IMPORTANTES


TABLA 9

OPINIÓN SOBRE LOS NUTRIENTES


TABLA 10

GASTO DE ENERGÍA EN LAS ACTIVIDADES DIARIAS


TABLA 11

EDAD DE LOS ESTUDIANTES ENTREVISTADOS


TABLA 12

SEXO DE LOS ESTUDIANTES


TABLA 13

OPINIÓN DE LOS ESTUDIANTES SOBRE SU RENDIMIENTO ACADÉMICO


TABLA 14

CONCEPTO SOBRE LA IMPORTANCIA DEL ESTUDIO


TABLA 15

ORGANIZACIÓN DEL TIEMPO DE ESTUDIO


TABLA 16

TIEMPO EXTRACLASE DEDICADO AL ESTUDIO


TABLA 17

RAZÓN POR LA CUAL ESTUDIA EN LA CASA


TABLA 18

CONCEPTO DE LOS PROFESORES SOBRE LA ACTITUD ACADÉMICA DE LOS ESTUDIANTES DEL GRADO 6:04


TABLA 19

DIFICULTADES ACADÉMICAS DEL GRADO 6:04


TABLA 20

ACTITUD DE LOS ESTUDIANTES FRENTE AL TRABAJO EN EQUIPO


TABLA 21

INFORME DE LOS DOCENTES SOBRE LA ACTITUD GENERAL DEL GRUPO


TABLA 22

ACTITUD DE LOS ESTUDIANTES FRENTE A LA REALIZACIÓN DE TALLERES


TABLA 23

CONCEPTO SOBRE LA SATIFACCIÓN DE LAS NECESIDADES DE LOS ESTUDIANTES


TABLA 24

CONSIDERACIÓN ACERCA DE LA CALIDAD DE LAS SATISFACCIONES DE LAS NECESIDADES DE ALIMENTO


TABLA 25

CONCEPTO SOBRE LA RELACIÓN NUTRICIÓN – APRENDIZAJE


4.2 ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS SOBRE PRÁCTICAS ALIMENTARIAS EN LOS ESTUDIANTES

El trabajo realizado en los y las adolescentes, ha evidenciado índices de malnutrición, según los indicadores de edad, talla peso y apariencia física,

comportamiento y nivel de desempeño académico, que son algunos de los signos que allí se indican.

La población en su mayoría reporta extra edad (6) con respecto a los otros grupos de su nivel, con rangos entre los 11 y 17 años, en los hombres y 13 a 16 años en las mujeres. Su nivel socioeconómico se centró en los estratos 1 y 2. Y académicamente muestran diferentes ritmos de aprendizaje, caracterizándose por ser un grupo con un nivel de deserción del 48.83 por ciento.

4.2.1 RECONOCIMIENTO DE PRACTICAS ALIMENTARIAS.

Se utilizó la metodología de encuestas a 21 estudiantes, 16 hombres y 5 mujeres. Se indagó por el número de comidas, tipo de alimento consumido en cada comida, razón por la cual no consume alguna de las comidas, valoración e importancia de los alimentos que consume, sexo, edad; además se hicieron mediciones de talla y peso.

En los análisis de datos se encontró que en sus hábitos alimenticios el 94% de los estudiantes consumen las tres comidas básicas: desayuno, almuerzo y cena o comida, mientras que la media mañana es consumida por el 23.55 por ciento de los estudiantes, el algo, es consumido por el 52.94 por ciento, y la merienda 23.55 por ciento, lo que hace presumir que los estudiantes que consumen las comidas recomendadas (6) con un numero de raciones adecuadas es de 23.53 por ciento de los estudiantes.

Lo anterior nos lleva a concluir que la mayoría de los estudiantes aborda su jornada académica con un ayuno prolongado, de 7 a.m. a 1:30 pm, y cabe anotar que algunos de ellos se desplazan a veredas, lugar de domicilio.

Se nota una alta tendencia de consumo de carbohidratos, mientras que la proteína es media en consumo de huevos, y se representa en menor proporción en lácteos, como el queso, mientras que la leche no se reporta.

Se deduce que el almuerzo presenta un alto consumo de hidratos de carbono y un nivel medio en carnes, bajo consumo de leguminosas como frijol en 6.25%, mientras que las arvejas, lentejas y garbanzos no se registran. De otro lado el consumo de frutas no es significativo puesto que el jugo llega a 12.5% mientras que otras bebidas llegan al 25%.

Prevalece en la cena, el consumo de carbohidratos en los estudiantes con altos porcentajes, mientras que un bajo porcentaje reporta el consumo de proteínas (sólo un 57.1% en consumo de carne), pero la leche aumenta un poco, con respecto al desayuno y el almuerzo.

Siguiendo con el análisis, las comidas intermedias, no tienen importancia para los estudiantes, aducen que no las ingieren, porque no están acostumbrados. Le quitan importancia a la situación económica de los núcleos familiares.

.

De otra parte, los estudiantes son conscientes de la importancia de los alimentes clasificados como constructores en su propio desarrollo, cabe anotar que sitúan a los alimentos reguladores en segundo lugar de importancia, pero no los consumen como frutas en comidas intermedias, ni como ensaladas, solo un bajo porcentaje reporta el consumo de jugos, é irónicamente le atribuyen el tercer lugar a los alimentos energéticos, que es lo que más consumen.

Además reportan que las actividades con más gasto energético son las carreras y en segundo orden las caminadas, pero no se reportan los juegos y luchas constantes que practican en el salón de clase, ni creen que la actividad académica es desgastante en cuanto a niveles de energía.

4.2. 2 ANALISIS DE LAS MEDIDAS DE TALLA Y PESO

Este estudio se basó en las tablas de talla y peso usadas por el ICBF que evalúa la población desde el nacimiento hasta los 29 años de edad, empleadas por la ESE Hospital Santa Isabel e Gómez Plata, de acuerdo con los estándares internacionales de la OMS.

El promedio de estatura de los hombres es de 1.53 m. Con un rango de variación de 1.35 a 1.72 m. La persona de 1.35 metros, tiene 16 años de edad, y se ha diagnosticado con problemas hipofisarios. Las mujeres por su lado presentan un promedio de estatura de 1.57m. Con un rango de 1.53 a 1.62m. y edades que oscilan entre los 13 a 17 años.

El 19.05% de los hombres reporta baja talla y el 66.66% bajo peso. En cuanto a las mujeres, presenta baja talla solo una con un 20%. Y una de las niñas se excluyó de la muestra puesto que contaba con 8 meses de gestación, siendo difícil diagnosticar si presenta bajo peso.

4.3 ANÁLISIS DE LOS DATOS OBTENIDOS DE LA ENCUESTA A LOS DOCENTES.

Según el informe de los docentes, los estudiantes del grado 6:04, presentan: hiperactividad, falta de concentración, de interés, de escucha (relación directa con la mal nutrición presentada), además falta de responsabilidad; no hacen tareas, empiezan los talleres pero nunca los terminan, por lo tanto el rendimiento académico es insuficiente y deficiente, contrarrestando la opinión de los estudiantes que aseguraron tener un rendimiento académico regular.

La mayoría de los docentes que les orientan clases, coinciden que aunque estos adolescentes satisfacen las necesidades alimenticias, no es de calidad. De lo anterior se deduce que el futuro de estos jóvenes y de otros cuantos que como ellos no han tenido ni tienen una alimentación con calidad, posiblemente no es el más alentador, ya que se convierten en factor de riesgo, para ellos, sus familias y la comunidad en general, al carecer de las condiciones necesarias para obtener un aprendizaje significativo, que les permita una mejor calidad de vida para ellos y sus futuros descendientes.

Capítulo III

3.Situación del Escolar y Adolescente

El hambre, en relación estrecha con la pobreza, impide que muchos niños y niñas tengan acceso a los beneficios de una educación básica, que pueda facilitar el alcance de su potencial intelectual. La desnutrición reduce la capacidad mental y limita el desarrollo cognitivo, y reduce las posibilidades de que un niño asista a la escuela y obtenga un buen desempeño en ella.

En Colombia, esta situación es visible al revisar los datos de desnutrición (ENSIN*) en niños y niñas de 5 a 9 años de edad. Por ejemplo, el 5.4% de éstos presentan desnutrición global (peso - edad) y el 12.6% presenta desnutrición crónica (talla - edad). Los niños y niñas entre 10 y 17 años de edad, presentan 16.2% de retraso en crecimiento. Los que no tienen ningún nivel educativo presentan tres veces más retraso en crecimiento (35.9%), que quienes cursan la secundaria (12.3%).

En esta área temática encontrará información acerca de estadísticas en alimentación escolar, buenas prácticas o casos exitosos y una base de datos con los programas, proyectos e instituciones que trabajan en esta área en Colombia. 46Encuesta Nacional de la Situación Nutricional en Colombia 2005.

3.1 ¿HACIA DÓNDE SE DEBE DIRIGIRLA DISCUSIÓN: “APPRENDIZAJE NUTRICIÓN” DESDE EL PUNTO DEVISTAPEDAGÓGICO? POR EL ESPECIALISTA JORGE IVÁN RÍOS

Y niñas con edades que no corresponden al grado en que deberían estar, o niños y niñas que tienen procesos de aprendizaje lentos, llevándolos a que el desarrollo

Lecto-escritural, socio-sicomotor y el lógico matemático se retrasen entre dos o tres años. Hasta el momento, se atribuye esta situación a otros factores como: la violencia, el maltrato infantil, la actividad económica familiar, etc. Muchos de los maestros abordados dentro del trabajo de la consultoría pedagógica, aluden este retraso en los aprendizajes básicos a la desnutrición y a otros factores relacionados con el acceso a los servicios de salud y la educación nutricional. La relación Desnutrición – retraso en el Aprendizaje requiere de una comprensión teórica que permita ir más allá de los estadísticos oficiales y construir referentes para el direccionamiento en las intervenciones que se hacen en la educación rural.

El atraso en los aprendizajes básicos en los niños del sector educativo rural es una problemática que requiere de un análisis profundo que permita mejorar esa cruda realidad que empieza a emerger, debido a que se está configurando como un factor que bloquea o hace más difícil el cumplimiento de las metas de la cumbre de las Américas para el año 2015, veamos como lo plantea la CEPAL: “El atraso y abandono de los estudios en educación primaria y la limitada oferta de educación secundaria, usualmente concentrada en los centros urbanos, conlleva a que sólo asista a este nivel educativo el 54 por ciento de los jóvenes latinoamericanos en edad de hacerlo. Esto hace más difícil cumplir el compromiso de la Cumbre de las Américas, que establece que por lo menos el 75 por ciento de los jóvenes acceda a una Educación secundaria de calidad, con crecientes índices de culminación de dichos estudios. Por lo tanto, esto demandará, por parte de los países, esfuerzos de gran magnitud y constancia en el tiempo. Lo anterior tiene fuertes implicancias para el desarrollo de la región, especialmente en el caso de los países de menor capacidad económica y mayores niveles de dependencia demográfica. El esfuerzo que éstos tendrán que realizar, a fin de alcanzarla meta de ampliar el acceso y permanencia en la educación secundaria,será aún mayor en la medida que cuentan con altas proporciones depoblación localizada en las zonas rurales y en edad escolar.”

Considerar la desnutrición y su relación con el atraso escolar, como un factor exógeno es necesario, tanto que en los indicadores para medir la calidad de la educación básica en Latinoamérica, llamados factores asociados, no se ha determinado el factor exógeno de la desnutrición, llevando esto a que una realidad cruda de la región, no tenga el tratamiento adecuado. Entre los factores exógenos que requieren ser estudiados para que sean tenidos en la cuenta como factores que afectan la calidad de la educación y que participan activamente en el acontecimiento del retraso escolar, están: el acceso limitado a los servicios de salud, la implementación inapropiada de programas de complementación alimentaria y la deficiente educación nutricional, entre otros.

El fracaso escolar o retraso en los aprendizajes básicos, se mira desde dos posturas, la primera, la asistencialista, la segunda, la pedagogizante, pero no desde las condiciones socio históricas del país. Desde una mirada ético-estética y su relación con los atrasos en los aprendizajes, podemos lanzar la siguiente pregunta: ¿Cómo se ve un país que tiene una educación que reproduce los males (formas de conocer sin transformar la realidad, educar sin pensamiento) y no produce soluciones a dichos males? Las anteriores posturas se caracterizan por cargar la responsabilidad del fracaso en los aprendizajes, sobre el niño de manera individual y no asumir la responsabilidad institucionalmente. Finalmente no tener postura ética estética, es no preguntarnos: ¿cómo van las cosas, y en especial las que tienen que ver con el hambre y la pobreza?

Comprender la noción de desarrollo que se devela en el país conviene mucho refinar la posición ético-estética desde la comprensión mínima de los dos enfoques que podemos distinguir alrededor del concepto de desarrollo, para así, poder redireccionar lo pedagógico en la relación aprendizaje-nutrición. Parece que nuestra educación corresponde adecuadamente al enfoque de desarrollo llamado BLAST, (sangre, sudor y lágrimas, en ingles). Idea de sacrifico en función del futuro. Debería corresponder, al menos para la relación aprendizaje nutrición, desde el enfoque GALA, que quiere decir, salir adelante con ayuda. Idea de encuentro con el pensamiento, para alejarse de los programas de asistencialistas que solo entretienen.

En el primero, las estadísticas, los indicadores le ganan a lo real, así la realidad grite, que tales cifras, cuadros, tablas, no corresponden a su situación. Cuando educamos la mente para combatir el hambre, estamos ayudando; cuando damos semillas, abonos, sin tocar la mente, estamos solamente asistiendo, regalando. No todos los regalos son auto estructurantes: “El desafío consiste en hallar enfoques y prácticas de desarrollo que no consideren solo los aspectos cuantitativos sino que tengan una mirada más integral.”4

Esta mirada abierta trasciende los estadísticos que representan personas que tienen educadores o profesionales que no insisten en la vida, insistir en la vida, sería nuestro primer aporte a nuestros alumnos, a nuestros sujetos de atención.


3.2 ¿A que llamamos lo pedagógico?


Las culturas en proceso de modernización hacen que las escuelas tengan el propósito de dar lugar al cambio de cultura. Es un agente intencional de la discontinuidad cultural. Reclutan a sus estudiantes para un sistema de futuro, un sistema que no existe, o sea que está emergiendo. Contenido cultural ajeno a la cultura existente, es poner en cintura el aspecto cultural con los propósitos de la cultura.

En la instalación de una cultura en pro de la seguridad alimentaria, y en especial de la relación a-n, hay que ir más allá del establecimiento de indicadores fijos, del establecimiento de cantidades, de asuntos fácilmente medibles. Hay que atacar la discontinuidad que la cultura fomenta para ese paso de i pasa en nuestras regiones. La salud, la agricultura, la educación, son asuntos de transmisión cultural que nos llevan a descubrir las discontinuidades que hay en los “ritos de paso” ¿puede lo pedagógico asumir una responsabilidad frente al fracaso escolar en la relación aprendizaje-nutrición? Si, cuando educadores y acompañantes del desarrollo local comprenden el papel transformador de su acción educadora. Sin la comprensión de los ritos de paso, de los imaginarios o las representaciones no hay un acto pedagógico, venga de donde venga la idea de formar a los que necesitan. Es por esto que la idea de escuela, en primera instancia, va más allá de lo escolar, y ahí, es cuando hablamos de todos aquellos que tienen por intención, educar a los adultos que instalan las nuevas generaciones. En la relación a-n, entonces, diríamos que aceptamos que estamos hablando de una pedagogía social. En segunda instancia, nos corresponde discernir esta relación en la escuela formal.

Ahí lo pedagógico entra en otra dimensión:

3.2.1 Desde la educabilidad del sujeto, que existen otros datos que deben ser conocidos por los maestros, argumentos que deben hacer parte de su formación, lo tiene que ver con su estado de salud, anatómico a través de su alimentación. La

Doctora en filosofía, Judith Wurtman, investigadora en Massachusettsinstitute of

Technology, autora de: managingyourmind and moodthroughfood, dice “muchos científicos creen que se puede controlar el nivel de actividad mental mediante los alimentos que se consumen”. El maestro con la ayuda de los acompañantes del desarrollo local debe comprender que los cerebros de nuestros chicos operan a media caña, nuestras prácticas alimentarias no siempre favorecen la actividad mental. Es decir, el maestro debería centrar parte de la discusión en la relación cerebro -alimentación, cuerpo-felicidad. Veamos algunas razones:

“El cerebro está siempre hambriento. Segundo a segundo, minutos minuto, hora a hora, devora vorazmente proteínas, hidratos de carbono, grasas, vitaminas y minerales que usted ingiere, y luego los convierte en las membranas y sustancias químicas que utiliza para aprender, pensar, sentir, recorda24. En el cerebro hay dos aminoácidos que rivalizan para entre si para ganar el acceso, uno de ellos es la tirosina, utilizada por el cerebro para elaborar neurotransmisores, dopamina y norepinefina, dos emisarios químicos dotados de carga eléctrica, cuya misión es fundamental para el pensamiento reflejo, las reacciones rápidas, la memoria de largo plazo y la sensación de alerta y control.

“El otro aminoácido es el triptófano, empleado por el cerebro para elaborar el neurotransmisor serotonina, un emisario químico que retarda el tiempo de reacción, obstaculiza la concentración, provoca somnolencia y limita la necesidad de control. Una serie de estudios sobre determinados minerales y oligoelementos, el doctor James Oenland, doctor en filosofía y psicólogo investigador en el Grand Forks Human Nutrition research center del departamento de agricultura de Dakota del Norte, ha descubierto que la insuficiente ingestión de boro, cobre, hierro y manganeso, puede, perjudicar la memoria, el pensamiento y el humor. ¿Quiere usted conservar una capacidad mental digna? En este caso, tal vez, le ayudaría asegurarse un buen aporte de vitamina C, aconseja el doctor MARK, las frutas y las verduras, sobre todo los brécoles, los pimientos dulces, las naranjas, las uvas, son ricos en vitamina C.” “El pescado, el pollo, los riñones, el hígado, la carne de cerdo, y los huevos, así como el arroz integral, la soya, la avena, el pan de trigo, los cereales, los cacahuates, son buena fuente de vitamina B; incluya generalmente estos alimentos en su dieta.” Con hallazgos como los anteriores se puede construir una muy buena discusión sobre cómo se ve afectada la educabilidad del sujeto desde la relación A-N. Cómo Colombia debe emprender el debate de la desnutrición como un factor asociado a la calidad en la educación.

3.2.2 La práctica pedagógica:

La discusión pedagógica en este terreno debe dirigirse hacia el reconocimiento de cada una de las siguientes prácticas:

· Practicas de enseñanza de la alimentación en la escuela Rural o Urbana.

· Formas de alimentación en la escuela que favorecen o afectan el rendimiento en la escuela rural o urbana.

· Creencias de los maestros al respecto de la alimentación.

· Construcciones curriculares a favor de la seguridad alimentaria.

· Concepciones de los maestros alrededor de la relación A-N.

· Modelos educativos desde los medios que distorsionan las pautas de alimentación.

· Representación de alimento-nutrición en los niños y padres de familia.

· Modelos de interpretación empleados (guías)

· Restaurante escolar como bienestar estudiantil.

· Prácticas de consumo de alimentos, patrones alimentarios.

· Representación salud enfermedad. Enfermedad asociada a la alimentación.

· Concepción de vida o sentido de trascendencia en los individuos.

· Factores psico-social-biológicos que afectan la calidad de los aprendizajes en la población escolar rural.

El texto, tanto en su introducción, como en las consideraciones, nos debe conducir a resignificar la relación A-N; para ello y con la ayuda de todos los que participan en un problema de naturaleza interdisciplinaria, conversemos entonces alrededor de las siguientes preguntas: ¿Qué es lo pedagógico en esta relación aprendizaje- nutrición?¿Por qué se hace pertinente hablar de un nuevo contenido cultural, emergente en la relación pobreza-hambre, llamado la seguridad alimentaria?, ¿Cómo se debe dar la comunicación interdisciplinaria? ¿Qué nos debe dirigir, cuál es el aporte de la pedagogía en dicha conversación? Y como segundo motivo de conversación con otro, dejo planteado algunas propuestas:


· Abrir el debate de la desnutrición como factor asociado en el modelo de la calidad de la educación adoptado por Colombia.

· Asumir desde cualquiera que sea la profesión, la posibilidad pedagógica de intervenir la realidad, es decir, sobrepasar lo laboral y atender a la necesidad de pensamiento y acción.

· Dejar de hacer lo obvio y hacer lo que nadie espera, es decir, transgredir la realidad. No hacer lo que siempre se ha hecho.

Capitulo II: parte 2

Gráfico 11 : Desnutrición crónica por regiones de Colombia, niños de 0-4 años, 1965-2005

De acuerdo con la Encuesta, en Colombia el 12% de los niños entre 0 y 4 años presentan desnutrición crónica (baja estatura para su edad). Este indicador es mucho más dramático en las áreas rurales del país (17%), así como en los niños que tienen madres con baja escolarización (27%). En efecto, el nivel educativo de la madre determina en gran medida la situación nutricional de los hijos: a mayor 20 educación de la madre, menor desnutrición del niño. Por nivel socioeconómico, el 17% de los niños pertenecientes al nivel 1 del Sisben presentan desnutrición crónica, mientras en los niveles 3 a 6 baja al 6%. Gaviria y Palau (2006) encontraron una diferencia

de estatura cercana a 1,7 centímetros en dos niños de

la misma edad (tres años), siempre y cuando las madres tuvieran las siguientes características: ceterisparibus, la madre del niño más alto debe tener 30 años de edad y 16 años de educación, mientras la madre del otro niño tendría 15 años de edad y 5 de educación. Por nivel socioeconómico, encontraron una diferencia en talla de más de un centímetro de estatura, al tomar niños del primer y último quintil22.



A nivel nacional, la desnutrición crónica en niños de 5 a 9 años es de 13%, pero en el sector rural y en el nivel 1 de Sisben se eleva a 19%. De nuevo, los niños de la región Caribe presentan el mayor retraso en el crecimiento, seguido por la región Oriental. Por departamento, Guajira, Boyacá y Nariño tienen los mayores 22 problemas, mientras Valle y Atlántico muestran el menor porcentaje de niños con desnutrición crónica. Otros departamentos de la región Caribe con desnutrición crónica por encima de la media nacional son Magdalena, Córdoba, Cesar y Sucre. En los jóvenes de 10 a 17 años, el retraso en el crecimiento es de 16,2% a nivel nacional, pero cuando la madre no tiene educación el indicador asciende a 36%, en las zonas rurales es de 24% y en familias de Sisben 1 es del 23%. Nariño, La Guajira y Boyacá siguen siendo los departamentos con mayores problemas a nivel nacional. Otros departamentos de la región con altos índices de desnutrición en esta franja poblacional son Sucre, Magdalena, Cesar y Córdoba, todos por encima de la media nacional.

Gráfico14 : Colombia y Costa Caribe :

NBI y desnutrición crónica en niños de 0 a4 años,2005
Gráfico: 15 Prevalencia de anemia en niños de 1 9 años por regiones, 2005(porcentajes)

En Colombia, el 19% de los niños entre 6 y 23 meses de edad no consumieron carnes ni huevos (fuente de proteínas), mientras por regiones los indicadores más elevados se dieron en el Caribe (24%) y el Pacífico (23%). De otra parte, un 25% de los niños colombianos no consumieron leche, siendo aún más graves los casos de las regiones Pacífica (41%) y Caribe (27%). De lo anterior se desprende que el no consumo de carne, huevo y leche más elevado se encontró en los departamentos litorales de Colombia, precisamente donde se ha concentrado la mayor pobreza del país.

2.10.4 Seguridad alimentaria Otro indicador para medir el estado de nutrición en una región o país es lo que se conoce como seguridad alimentaria y nutricional. Esta se define como “la disponibilidad suficiente y estable de los suministros de alimentos a nivel local, el acceso oportuno y permanente por parte de todas las personas a los alimentos 36 que se precisan, en cantidad y calidad”33. Todo lo contrario a la definición anterior se puede entender como inseguridad alimentaria que, junto al hambre y la desnutrición, se convierten en una limitante para las capacidades de aprendizaje de las personas. A su turno, la escasa educación determina en gran medida bajos ingresos, lo que a su vez cierra el círculo vicioso con mayor pobreza y hambre. Metodológicamente, la Encuesta de la Situación Nutricional en Colombia midió la inseguridad alimentaria de los hogares, y no de los individuos, a través de doce preguntas referidas a la falta de alimentación en los últimos 30 días. Estudios de la CEPAL han precisado que América Latina produce tres veces más alimentos de lo que necesita su población, pero aún así, sus condiciones de desigualdad y pobreza llevan a que 53 millones de personas no tengan acceso a los alimentos necesarios para su dieta34. La inseguridad alimentaria en Colombia es cercana al 41%, inferior a la presentada en un país como Bolivia (70,4%), similar a la de Ghana (43,8%) y superior a la de Estados Unidos35. Como era de esperarse, la inseguridad alimentaria tiene una relación inversa con el nivel socioeconómico de las familias: a mayor nivel de Sisben menor acceso a los alimentos. En efecto, el 59% de las familias de Sisben nivel 1 han tenido algún problema de acceso a sus alimentos en los últimos 30 días, mientras esta situación sólo se presenta en el 27% de los 33 Instituto Colombianos de Bienestar Familiar, ICBF, Hogares clasificados en los niveles 3-6 del Sisben. De otra parte, en el área rural este indicador se eleva al 58%

En síntesis, el análisis de los diferentes indicadores sobre la desnutrición en Colombia muestra que el problema ha disminuido en las últimas décadas, pero todavía es insuficiente para alcanzar las metas propuestas por las cumbres internacionales que sobre el tema se han llevado a cabo en los últimos años. La información para el año 2005 muestra que la desnutrición crónica en los diferentes rangos de edades era superior en la región Caribe que en las otras regiones colombianas, siendo La Guajira el departamento más crítico a nivel nacional. Así mismo, la anemia infantil y la inseguridad alimentaria son mayores en la Costa Caribe. El principal problema de la población adulta (18-64 años) es el sobrepeso y la obesidad, en el que San Andrés presenta el indicador más elevado, mientras los otros departamentos del Caribe colombiano están por debajo de la media nacional.

18 ICBF 2006

Los niveles de mortalidad infantil también han experimentado un descenso en el ámbito nacional. Por regiones, los índices más elevados se presentan en el Pacífico y el Caribe, y por departamentos Chocó y La Guajira tienen los indicadores más preocupantes. En el estudio se mostró la alta correlación entre la mortalidad infantil y la atención prenatal y al momento del parto, la cual se eleva aún más si el análisis se circunscribe a la región Caribe. Estos indicadores sirven de guía al momento de tomar decisiones en los departamentos de la región Caribe, hacia dónde dirigir las inversiones en salud pública. La problemática de la malnutrición (desnutrición, subnutrición, sobrepeso y obesidad) se hace aún más compleja en los departamentos del Caribe colombiano, por lo que a continuación se plantean algunas propuestas para mejorar la nutrición en el país y en la región, 39 tomadas la mayoría de las experiencias exitosas tanto nacionales como internacionales.

2.10.5 EXPERIENCIAS Y RECOMENDACIONES DE POLÍTICA

Como se ha dicho a lo largo del presente estudio, el hambre y la desnutrición no sólo afectan las capacidades cognitivas y físicas de las personas, sino también se convierten en uno de los mecanismos de transmisión intergeneracional de la pobreza.

La desnutrición tiene un origen multicuausal, en el que intervienen factores económicos, sociales, culturales, ambientales y biológicos. En esta medida, las políticas y programas de seguridad alimentaria y nutricional deben ser intersectoriales, como una forma de enfrentar las distintas causas. Las políticas y programas de lucha contra el hambre y de seguridad alimentaria deben contemplar estrategias de corto, mediano y largo plazo, que se pueden sintetizar en varios tipos de intervenciones focalizadas en la población afectada: políticas estructurales o de largo plazo, como el acceso de las familias pobres a activos productivos, como tierras, financiamiento, tecnología agropecuaria y educación; crear oportunidades de empleo, principalmente a campesinos sin tierra y pobres urbanos; actividades de emergencia, como distribución directa de alimentos a los grupos más vulnerables.

La prioridad de la política debe ser la focalización de las intervenciones en los niños menores de 5 años, así como en mujeres embarazadas y lactantes, ya que esta población es altamente vulnerable desde el punto de vista nutricional37. Los lineamientos de políticas para combatir la desnutrición infantil deben ser múltiples y que lleguen a distintos segmentos de la población afectada. Estos lineamientos, propuestos por organismos internacionales, se enuncian a continuación:

19 CEPAL, 2005

1. Lactancia materna. Se recomienda la leche materna exclusiva como único alimento del neonato durante los primeros seis meses de vida. Luego de este período, la lactancia debe ser complementada hasta los 2 años con otros alimentos.

2. Impulsar y aumentar los programas de fortificación de alimentos con micronutrientes como hierro, zinc, vitaminas y calcio, entre otros.

3. Incrementar el consumo de suplementos alimentarios para mujeres embarazadas y en períodos de lactancia.

4. Impulsar programas de transferencias monetarias y de alimentos para poblaciones en extrema pobreza, como contraprestación por asistencia a servicios de atención primaria de salud y educación.

5. Fortalecer los programas de prevención de enfermedades y buenos hábitos alimenticios, focalizados en los grupos más vulnerables de la población.

6. Aumentar las inversiones en ampliación de cobertura y mejora de la calidad de servicios públicos, como agua potable y alcantarillado

En América Latina, Chile es un buen ejemplo de cómo un país en vías de desarrollo puede reducir significativamente la malnutrición y mejorar su nivel educativo, a partir de voluntad política, buenas políticas y esfuerzo de largo plazo. En cierta manera, el crecimiento económico de Chile, Indonesia y Tailandia ha sido el resultado de las inversiones iniciales en educación y nutrición. Según la presidenta chilena Michelle Bachelet, “cuando Chile comenzó la batalla contra la malnutrición en la década de 1950, teníamos al 70% de los niños y niñas menores de 6 años con algún grado de desnutrición. Hoy esa cifra no supera el 1,2%... Incluso, puede persistir la pobreza en un país y aún así derrotar la malnutrición” 39. En los países de la Cuenca del Caribe se estima que el 50% de las mujeres en edad fértil y 60% de las embarazadas tienen problemas de anemia. Este fenómeno se explica por el hecho de que el hierro sea el micronutriente que mayor carencia presenta en la población caribeña. La experiencia chilena de fortificar la leche en polvo con hierro y otros micronutrientes, permitió que en tres años los niveles de anemia se redujeran cerca del 80%. En el mismo país se encontró que al fortificar la harina de trigo con ácido fólico (vitamina del complejo B) en una relación de 2,2 miligramos por cada kilogramo de harina, se disminuyeron en un 40% las enfermedades congénitas originadas por defectos del tubo neural, como la hidrocefalia (exceso de líquido en el cerebro), anencefalia (formación incompleta del cerebro y del cráneo) y la espina bífida (formación incompleta de la médula20 Bachelet, Michelle, 2006


Es necesario que los planes de alimentación y nutrición tengan en cuenta la transferencia de tecnología para mejorar la producción de alimentos, tanto en cantidad como calidad, la salud materno-infantil, la fortificación de alimentos con micronutrientes y la alimentación de los escolares. Así mismo, para lograr que los niños tengan un peso adecuado al nacer y reciban una alimentación balanceada y oportuna en los primeros años de vida, es necesario realizar diversas intervenciones como la atención prenatal, durante el parto y posnatal (aplicación de vacunas y atención pediátrica), lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses y fortificación de los alimentos con micronutrientes (hierro, calcio, yodo y vitamina A) 41. De igual forma, se requiere invertir en servicios sociales como educación y salud, así como en saneamiento básico (acueducto, alcantarillado y programas de higiene) en las zonas deprimidas de la región o del país, como una manera de mejorar el capital humano y controlar las enfermedades vinculadas con la desnutrición. En otras palabras, una mejor nutrición ayuda a que las personas tengan un mayor nivel educativo y habilidades laborales, elementos que en últimas impulsan el desarrollo económico.

2.10.6 Hambre y ruralidad Tanto en Colombia como en los otros países en desarrollo, el hambre, la desnutrición y la inseguridad alimentaria presentan indicadores más dramáticos en las zonas rurales que en las urbanas. En tal sentido, se torna muy difícil intentar reducir el hambre de manera continua, si no hay una política que impulse el desarrollo agrícola y rural de los distintos países. Cerca de un 70% de la población pobre residente en los países en vías de desarrollo están asentados en zonas rurales, siendo su base económica la actividad agrícola. En este sentido, para lograr un crecimiento agrícola sostenido, la FAO recomienda fortalecer la inversión pública en el sector, tal como la destinada a infraestructura, investigación agrícola, educación y extensión.

En los primeros años del siglo XXI, en todo el mundo más de 850 millones de personas padecían hambre y otro tanto eran adultos analfabetos, los cuales en su mayor parte vivían en áreas rurales de países en desarrollo. No es casualidad que estos problemas asociados a la nutrición y a la educación terminen afectando a los mismos grupos poblacionales, asentados en esas mismas zonas. Es evidente que la desnutrición y el hambre afectan el nivel educativo de las 44 personas, y esto les dificulta obtener suficientes ingresos, generando mayor pobreza. Se ha comprobado que “la falta de educación reduce la productividad y la capacidad de obtener ingresos… Los agricultores con cuatro años de educación primaria son, en promedio, 8,7% más productivos que los agricultores que no han ido a la escuela”.

De acuerdo con lo anterior, al ofrecerle más y mejor educación a una persona, esta política podría ser un mecanismo efectivo para disminuir el hambre, la desnutrición y la pobreza. En esta línea se inscribe el programa “Alimentos por Educación” de Bangladesh, en donde las familias, en una especie de trueque, se comprometen a enviar a sus hijos a la escuela, y a cambio reciben alimentos. En México, El Programa de Educación, Salud y Alimentación (PROGRESA) entrega dinero a cerca de tres millones de familias pobres de las zonas rurales, con el compromiso de enviar sus hijos a la escuela. Este Programa mexicano sirvió de modelo en Colombia para implementar Familias en Acción, que de manera similar

Entrega subsidios a las madres, siempre y cuando envíen sus hijos a la escuela. La evidencia muestra que menores niveles de hambre y desnutrición han llevado a una mayor productividad agrícola, un mayor crecimiento económico y a su vez, reducción de la pobreza. Estos hechos han impulsado un enfoque de doble componente que busca la reducción del hambre y la pobreza a partir del desarrollo agrícola: “El hambre pone en peligro la salud y la productividad de las personas y Sus esfuerzos para huir de la pobreza… No es una casualidad que se hayan logrado más avances en la reducción de la pobreza que en la mitigación del hambre” 44. En efecto, el estudio de la FAO encontró que la pobreza disminuye más rápido que la subnutrición, por lo que el crecimiento de los ingresos, aunque necesario, no es suficiente para reducir significativamente el hambre.