lunes, 28 de junio de 2010

MARCO TEÓRICO: Capitulo I

NUTRICIÓN Y APRENDIZAJE

La mayoría de las personas, cuando piensan en el hambre, se centran en el modo en que ésta se manifiesta físicamente: la extrema delgadez de las poblaciones afectadas por la hambruna o la pequeña estatura de las que sufren malnutrición crónica. Sin embargo, para quienes sobreviven a este flagelo, las secuelas más dañinas son quizá las que conciernen al aprendizaje. Sufrir hambre durante el período de la infancia puede provocar un retraso mental irreversible y una disminución del coeficiente de inteligencia (CI) y de la capacidad de aprendizaje. Los efectos son trágicos para las personas, e impresionantes para los países. Por ejemplo, se estima que el CI medio de la población de más de 60 países es entre 10 y 15 puntos inferior a la puntuación que podrían tener, debido sólo a las carencias de yodo.

Las repercusiones son especialmente importantes por la doble relación existente entre el hambre y el aprendizaje.

El hambre dificulta el aprendizaje en todas las etapas de la vida y, sin embargo, el aprendizaje es un medio eficaz para hacer frente al hambre. Se puede crear un círculo vicioso: los niños que padecen hambre llegan a ser adultos con trastornos y con oportunidades y capacidades limitadas que terminan teniendo hijos que pasan hambre. Este círculo, que menoscaba el desarrollo humano y económico, puede no obstante romperse mediante la combinación de una buena alimentación y la mejora del aprendizaje de modo que ambos se refuercen mutuamente de una generación a otra y posibiliten el desarrollo de los países a largo plazo.

1.1 El hambre y el desarrollo:

Por “desarrollo humano” se puede entender la expansión de las oportunidades reales de las que disfrutan las personas. El hambre limita dichas oportunidades de varias maneras: causando la muerte, el retraso del desarrollo físico y el retraso mental. La desnutrición contribuye anualmente al fallecimiento de casi 6 millones de niños pequeños. Las personas que han padecido hambre en la infancia (y han sobrevivido a ella) pueden tener una menor estatura (con respecto a la que podrían alcanzar por su herencia genética), lo que a menudo puede ser motivo de discriminación en el empleo para realizar trabajos manuales. Puede que también su cerebro haya resultado dañado de forma permanente, quedando limitada su capacidad para analizar situaciones y dedicarse de lleno a ganarse el sustento. El hambre, de estas diversas formas, reduce las oportunidades de que disponen las personas y retrasa el desarrollo humano.

Cuando se acumula en grandes sectores de la población, constituye un gran obstáculo para el progreso económico de las naciones.

En los últimos decenios, la situación mundial en lo que respecta al hambre ha mejorado en cierta medida. La proporción de personas que sufren de malnutrición se ha reducido, pasando de representar una quinta a constituir en los últimos 20 años una sexta parte de la población mundial (Proyecto del Milenio de las Naciones Unidas, 2005a), mientras que el número de niños en edad preescolar con insuficiencia ponderal en el mundo en desarrollo se ha reducido de 162,2 millones a 135,5 millones entre 1990 y 2000 (Comité Permanente de Nutrición, 2004). Si bien estos progresos son importantes, distan de ser suficientes para alcanzar las metas que se fijó la comunidad internacional en el ámbito del objetivo de desarrollo del Milenio: reducir a la mitad, entre 1999 y 2015, el porcentaje de personas aquejadas por el hambre. De hecho, en realidad, si se excluyen los progresos realizados por China, desde 1990 el número de personas desnutridas en el mundo ha aumentado en 18 millones.

Serie de informes sobre el hambre en el mundo 2006: El hambre y el aprendizaje

¿Por qué no se está avanzando como se debiera? La explicación se halla en parte en el aumento de las crisis humanitarias, pero sobre todo, y con creces, en las decisiones de los dirigentes políticos. El hambre es un problema multidimensional que requiere intervenciones intersectoriales en los ámbitos pertinentes, como la salud, los mercados, el aprendizaje y la preparación para emergencias. Pero, con demasiada frecuencia, no se han hecho las inversiones necesarias. Aunque todas estas cuestiones deben abordarse mediante un enfoque global del hambre, este primer número de la Serie de informes sobre el hambre en el mundo se centra en uno de los aspectos que ofrecen las mayores posibilidades de lograr mejoras.

Sustanciales y duraderas: la relación de doble dirección que existe entre el hambre y el aprendizaje.

1.2 El impacto del hambre en el aprendizaje:

Para entender la relación entre el hambre y el aprendizaje es preciso tener una perspectiva a largo plazo: lo que ocurre en una determinada etapa de la vida afecta a las etapas posteriores y lo que sucede a una generación afecta a la siguiente. Examinemos en primer lugar el impacto del hambre en el aprendizaje.

• La nutrición durante el embarazo y los dos primeros años de vida determina en gran medida la

Futura capacidad intelectual del individuo.

Así como los factores genéticos, la estimulación recibida y los factores socioeconómicos, también las condiciones nutricionales durante el embarazo y la infancia tienen un impacto importante en el desarrollo del cerebro. Tras la primera

Infancia, todavía es posible mejorar el desarrollo cognitivo del niño, pero su capacidad fundamental está ya en muchas maneras determinada (véase la Figura1).

• El hambre mantiene alejados a los niños de la escuela y limita su capacidad de concentración una vez escolarizados.

Durante la edad escolar (de 5 a 17 años), el hambre impide a los niños aprovechar al máximo las oportunidades de aprender y desarrollar su mente. Muchos no van a la escuela, ya que sus padres los necesitan en casa para ayudarles a producir alimentos o a ganar dinero para comprarlos. Incluso cuando los niños consiguen ir a la escuela, no pueden concentrarse en las clases si tienen hambre.

• Los adultos que padecen hambreo pueden aprovechar las oportunidades de aprendizaje y, por consiguiente, transmiten el hambre a la generación siguiente.

El hambre en la edad adulta (a partir de los 18 años) no tiene los mismos efectos perjudiciales a largo plazo sobre la capacidad intelectual que en etapas más tempranas de la vida.

Hambre Repercusiones del peso al nacer en la funcióncognitiva en el Reino Unido, por edades

Peso al nacer

Edad de los grupos

Fuente: Richards y otros, 2001

Función cognitiva en relación con la

Población de referencia (valor Z)

Figura 1 — El peso al nacer puede afectar a la capacidad cognitiva en la edad adulta

Figura 1 — El peso al nacer puede afectar a la capacidad cognitiva en la edad adulta

Puede dificultar el aprovechamiento de las oportunidades de aprender. Los adultos que pasan hambre disponen de menos tiempo para dedicarse a actividades que no redunden directamente en la mejora de la nutrición. Además, tienen más problemas para concentrarse cuando reciben capacitación, lo que les impide adquirir las habilidades necesarias para hacer frente al hambre que ellos y sus hijos padecen.

1.3 El impacto del aprendizaje en el hambre:

En cada una de las etapas de la vida, el aprendizaje puede contribuir a luchar Contra el hambre.

• La estimulación refuerza las capacidades básicas para aprender en el futuro.

La estimulación consiste en técnicas relativamente simples como el juego, la conversación y la exposición a colores o formas. Sin embargo, resulta decisiva para que se establezcan las conexiones entre las neuronas del cerebro en desarrollo del niño pequeño. No enseña ninguna habilidad en concreto para hacer frente al hambre, pero sienta las bases para el futuro desarrollo cognitivo, permitiendo a una persona adquirir los conocimientos necesarios para escapar al hambre más tarde en la vida.

• La escolarización permite a los niños adquirir las habilidades y la apertura mental necesarias para hacer frente al hambre en esa etapa de la vida y en el futuro.

La escolarización favorece una mayor apertura a las nuevas ideas (como las nuevas técnicas agrícolas o una mejor higiene) y una mayor capacidad para entenderlas y aplicarlas. Un reciente estudio puso de manifiesto que al aumentar el nivel de instrucción de las mujeres, la malnutrición infantil se reducía en un 40% (Smith y Haddad, 2000) (véase también la Figura 2).

• Los adultos pueden adquirir las aptitudes específicas necesarias para mejorar su nutrición (y la de la generación siguiente).

Los programas de microcréditos y de extensión agraria, además de las actividades generadoras de ingresos, pueden mejorar la producción de alimentos o aumentar los recursos disponibles para comprarlos. Se pueden aprender también mejores prácticas nutricionales, tales como una mejor higiene y la lactancia materna como forma exclusiva de alimentación durante los seis primeros meses de vida. Estos cambios en los medios de subsistencia y en el comportamiento contribuyen a reducir el hambre en las personas adultas, lo que redunda en unas mejores perspectivas para sus hijos.

Prevalencia del retraso infantil en relación con el índice de mujeres matriculadas en la enseñanza secundaria en los países en desarrollo

Prevalencia del retraso del crecimiento en los niños menores de cinco años

Índice de mujeres matriculadas en la enseñanza secundaria

Figura 2 — El aprendizaje de las mujeres está relacionado con una mejor nutrición durante la infancia Hambre Aprendizaje



1.4 Intervenciones prácticas:

Existen diferentes intervenciones para cada uno de estos problemas que pueden contribuir a romper el círculo vicioso del hambre y el aprendizaje limitado y substituirlo por uno “virtuoso” (véase la Figura 3).


1.4.1 Desarrollo humano:

Mejorar la nutrición y el aprendizaje ofrece nuevas posibilidades, tales como: asumir tareas más gratificantes y productivas, poder leer libros, participar en reuniones municipales, proteger a los seres queridos de las infecciones, elegir alimentos más nutritivos o disfrutar de una noche sin preocupaciones. Estos beneficios mejoran también las perspectivas de vida de la siguiente generación, que crece con menos hambre y mayores conocimientos y posee aún más posibilidades de garantizar un futuro mejor a sus propios hijos. Globalmente, estas mejoras en la nutrición y el aprendizaje amplían las oportunidades y las posibilidades de elección de millones de personas, es decir, potencian el desarrollo nacional en el sentido más propio de la palabra.

1.4.2 Crecimiento económico:

La relación entre el hambre y el aprendizaje conforma el crecimiento económico de una nación de dos maneras. En primer lugar, la mejora de la nutrición hace que la mano de obra tenga un nivel educativo más alto, con mejores aptitudes y habilidades, es decir que se cuente con un capital humano de mayor calidad, que constituya un factor decisivo para el desarrollo económico (Barro, 1998; Lucas, 1988; Lucas, 1990; Romero, 1986, y Romero, 1993). Las aptitudes y habilidades configuran una mano de obra más productiva, capaz de generar productos de gran valor.

1.4.3 Hambre- Aprendizaje:

En contraposición, las cargas económicas y las pérdidas de capital humano debidas al analfabetismo y la mala salud pueden agotar los recursos de los gobiernos. En segundo lugar, un nivel de instrucción más elevado contribuye a lograr una mano de obra mejor alimentada y más fuerte. Como consecuencia, más personas ahora pueden participar plenamente en la economía, con lo cual aumentan drásticamente la eficiencia y eficacia de aquellos que ya participaban en ella desde antes.

Una sociedad desarrollada suele tener más capacidad para reorientar los recursos hacia la lucha contra el hambre y la corrección de un aprendizaje inadecuado al principio de la vida. El desarrollo económico brinda la posibilidad de aumentar la base fiscal imponible. Al mismo tiempo, indicadores generales del desarrollo social, como la tasa de fecundidad y de mortalidad infantil, suelen también mejorar en las sociedades que se han preocupado por las cuestiones relativas al hambre y el aprendizaje. Estos cambios contribuyen a reducir la carga que suponen el crecimiento de la población y la enfermedad. El país está en mejores condiciones de apoyar a la siguiente generación, y el ciclo se renueva y refuerza. El desarrollo es, por tanto, un proceso que requiere una visión a largo plazo basada en un entendimiento de la forma en que estas relaciones contribuyen a su sostenibilidad.

1.4.4 Fomentar las actividades intersectoriales:

El primer aspecto que debe tenerse en cuenta es la secuenciación de las intervenciones. Por ejemplo, el valor de alfabetizar o de capacitar a adultos que padecen hambre sobre actividades generadoras de ingresos será escaso si no existe aún la posibilidad de aplicar esos conocimientos para mejorar los medios de subsistencia y reducir el hambre. Una vez elaborada una estrategia secuenciada, la dificultad radica en encontrar la forma de lograr que todos los ministerios necesarios participen en las intervenciones intersectoriales. Los dirigentes de un programa deben garantizar que los distintos ministerios (por ejemplo, los de educación, salud y agricultura) reconozcan la importancia de las intervenciones para alcanzar sus propios objetivos.

1.4.5 Análisis de la situación

En el plano nacional, el análisis de la situación consiste en determinar cuál es la situación imperante en el país en relación con el hambre y el aprendizaje. También debe permitir establecer en qué región se registran problemas de hambre y de aprendizaje insuficiente, y si puede haber en el futuro problemas de esta índole. En Serie de informes sobre el hambre en el mundo 2006: El hambre y el aprendizaje muchos países han sido muy útiles los instrumentos de cartografía para mostrar cuáles son las regiones afectadas por estos problemas. A nivel internacional, es posible determinar qué países necesitan una asistencia especial mediante los dos indicadores que permiten evaluar los progresos hacia la meta de reducción del hambre, establecida en el objetivo de desarrollo del Milenio (véase la Figura 5).

1.4.6 Formulación de estrategias:

Por lo general, a nivel nacional suelen existir estrategias que, sin embargo, deben modificarse con frecuencia para tener mejor en cuenta los problemas del hambre y de un aprendizaje insuficiente. Para desarrollar estrategias eficaces es necesario tener presente una serie de principios. Por ejemplo, es importante adoptar una perspectiva que abarque todo el ciclo biológico de vida, aunque se deba dar prioridad a las intervenciones tempranas. Igualmente imprescindible para que la estrategia sea eficaz es el establecimiento de unos objetivos claros, la secuenciación de los programas, su ampliación y su examen en un contexto más amplio. En el plano internacional, las estrategias de intervención pueden adaptarse a los países en función de sus necesidades escasas, medias o elevadas, basándose en los datos que aportan los indicadores relativos a la meta del hambre.

1.4.7 Movilización de recursos:

En el plano nacional existen tres fuentes de financiación fundamentales: los recursos de los gobiernos nacionales (y privados); la financiación externa, es decir, la asistencia de los donantes; y los pagos directos realizados por los beneficiarios. Si bien es posible utilizar todas estas fuentes, corresponde a los gobiernos tomar la iniciativa de financiar las actividades de lucha contra el hambre y de promoción del aprendizaje.

La comunidad internacional también debe recabar el apoyo de los gobiernos, tener en cuenta los mecanismos innovadores de financiación y prestar asistencia promoviendo la capacidad de los países para adoptar decisiones.

Progresos en el indicador de la desnutrición con miras al ODM, por países, 1990-2000 Progresos en el indicador de la insuficiencia ponderal con miras al ODM , por países, en torno a 1990-2000

Gráfica4: Indicadores de la sub-alimentación y la insuficiencia ponderal registran de hecho un empeoramiento en algunos países en desarrollo



1.5 ¿Qué es el hambre?

La mayoría de las personas entiende de forma intuitiva la sensación física de tener hambre. Pero los especialistas que trabajan en cuestiones relacionadas con el hambre han elaborado una serie de términos y conceptos técnicos para ayudarles a describir y abordar mejor el problema. Lamentablemente, existen ciertas discrepancias sobre el significado de esos términos y la relación que guardan entre ellos. En este recuadro se presenta un breve glosario en el que los términos y conceptos recogidos se definen tal y como se utilizan en este informe. No se pretende con ello decir que ése sea su único uso "correcto", pero sí ofrecer una manera relativamente clara y coherente de entender los problemas.

Hambre:



Situación en que se hallan las personas que carecen de los nutrientes necesarios (proteínas, energía, y vitaminas y minerales) para llevar una vida plenamente productiva, activa y sana. El hambre puede constituir un fenómeno de breve duración o un problema crónico. Puede presentar distintos grados de gravedad, del hambre moderada a un estado clínico, y puede ser una consecuencia de la escasa ingesta de nutrientes o de la incapacidad del cuerpo para absorber los nutrientes necesarios.

Malnutrición:


Estado clínico en el que las personas sufren carencias nutricionales (desnutrición) o bien un exceso de ciertos nutrientes (hipernutrición).

Desnutrición:


Forma clínica de hambre provocada por carencias graves de uno o varios nutrientes (proteínas, energía, vitaminas y minerales). Las carencias impiden a una persona mantener adecuadamente las funciones orgánicas, como son el crecimiento, el embarazo, la lactancia, el trabajo físico, la función cognitiva y la resistencia a las enfermedades y la recuperación de las mismas.

Subalimentación:

Situación de las personas cuyo consumo de energía a través del régimen alimentario se mantiene continuamente por debajo del mínimo necesario para llevar una vida plenamente productiva, activa y saludable. Se determina empleando un indicador indirecto que calcula si los alimentos disponibles en un país son suficientes para satisfacer las necesidades de energía (no de proteínas, vitaminas y minerales) de la población. Al contrario que en la desnutrición, con este indicador no se mide un efecto en sí.

Hambre Transitoria:

Una forma transitoria de hambre que puede afectar a la capacidad física y mental durante periodos de tiempo cortos. En este informe, se suele referir a los escolares que no han desayunado o han caminado un largo trecho hasta la escuela con el estómago relativamente vacío.

1.6 Seguridad Alimentaria:

Situación en la que todos los miembros de una población están en todo momento amparados contra el hambre, esto es, disponen de alimentos suficientes para ingerir los nutrientes necesarios (proteínas, energía, vitaminas y minerales) para llevar una vida plenamente productiva, activa y sana.

¿Cuál es la diferencia entre el hambre y la desnutrición?

La desnutrición es la forma clínica del hambre. Puede medirse con indicadores como:

• Peso para la edad (insuficiencia ponderal);

• Estatura para la edad (retraso del crecimiento); y

• Peso para la estatura (emaciación).

No obstante, el hambre también abarca formas menos graves que no se consideran clínicas y que, sin embargo, menoscaban la actividad física y mental, con frecuencia durante períodos de tiempo cortos.

En algunos casos, la desnutrición se debe a una enfermedad, que puede influir en la ingesta alimentaria y/o en su absorción por el cuerpo (y, por consiguiente, en el nivel de hambre). La enfermedad afecta a la ingesta alimentaria al alterar el metabolismo (lo que incrementa, por tanto, las necesidades de ingesta de nutrientes) y disminuir el apetito (y reducir por tanto la cantidad de alimento ingerido). A la vez, la enfermedad puede ocasionar problemas de absorción por la pérdida de nutrientes (a través de vómito y diarrea, por ejemplo) o su interferencia con los mecanismo orgánicos destinados a su absorción. Valga decir que la enfermedad tiene otros muchos efectos graves y debilitantes que no están relacionados directamente con su influencia sobre el hambre.

1.7 ¿Cuál es la diferencia entre el hambre y la inseguridad alimentaria?

El concepto de seguridad alimentaria ayuda a comprender las causas del hambre. La seguridad alimentaria comporta cuatro elementos:

• Disponibilidad (abastecimiento de alimentos en una región);

• Acceso (capacidad de una familia para obtener alimentos);

• Utilización (capacidad de la persona para seleccionar, ingerir y absorber los nutrientes de los alimentos); y

• Vulnerabilidad (riesgos físicos, ambientales, económicos, sociales y sanitarios que pueden afectar a la disponibilidad, el acceso y la utilización)7 (PMA, 2002; Web y Rogers, 2003).

La inseguridad alimentaria, o la ausencia de seguridad alimentaria, es un estado que implica ya sea hambre (debido a problemas de disponibilidad, acceso y utilización) o bien vulnerabilidad al hambre en el futuro.

¿Cuál es la relación entre la desnutrición, el hambre y la inseguridad alimentaria?

La desnutrición es un subconjunto del hambre, que a su vez es un subconjunto de la inseguridad alimentaria. Como hemos visto, el hambre abarca tanto las formas clínicas (desnutrición) como formas menos graves, mientras que la inseguridad alimentaria se produce cuando una persona padece hambre o está en una situación tal por la cual podrá padecer hambre en el futuro (véase el diagrama que figura a continuación).

Esta terminología se usa por comodidad. De hecho, tanto las proteínas como los glúcidos o los lípidos son fuentes de energía. Por ello, hablando con propiedad, proteínas y energía no deberían separarse en categorías diferentes. Sin embargo, las proteínas son una fuente de energía tan importante (debido a su contenido en aminoácidos esenciales) que aquí la distinguimos, refiriéndonos con el término “energía” a los carbohidratos y las grasas.

No se padece hambre en el momento actual pero se podrá padecer en el futuro Inseguridad alimentaria Desnutrición Hambre


Figura 6 El hambre infantil en el mundo (insuficiencia ponderal) y esperanza de vida escolar Esperanza de vida escolar Prevalencia de la insuficiencia pondera

Países con una prevalencia de la insuficiencia ponderal superior al 30% no disponible los límites y nombres indicados y las denominaciones empleadas en este mapa no entrañan, por parte de las naciones unidas, aprobación o aceptación oficial alguna. Mapa elaborado por la dependencia de vam de pma. Fuente de los datos: UNESCO, whotodos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser asociada con la reducción dela cognición y logros en niños de edad escolar.

1.8 Nutrición y Desarrollo Cognitivo

La relación entre la nutrición y el aprendizaje es importante para las personas que cuidan niños. El desarrollo cognitivo es un término que cubre la percepción humana, el pensar y el aprender. La nutrición, la genética y el ambiente son los tres factores principales que impactan el desarrollo cognitivo. Dado que hay muchos factores que afectan el aprendizaje, los científicos no pueden decir, “Si comes esto, serás más inteligente”. Sin embargo, el papel de la buena nutrición en el desarrollo infantil y aprendizaje es importante. La nutrición durante los primeros años de la vida de un niño está ligada al desempeño en años posteriores. Muchos estudios se concentran en las relaciones entre el desayuno y el aprendizaje en niños de edad escolar; otros investigadores identificaron la importancia de la nutrición en edades más tempranas.

Repasemos algunos de los hallazgos principales que conectan una buena nutrición con el desarrollo cognitivo. Investigación

• El efecto de la nutrición en el desarrollo del cerebro comienza antes de nacer – con la nutrición de la madre. La desnutrición y los efectos negativos resultantes en el cerebro durante el embarazo y los primeros dos años de vida pueden ser permanentes e irreversibles.

• El amamantamiento parece llevar a un desarrollo más alto del CI/ cognitivo, lleva a menos casos y menos severos de diarrea, infecciones del oído, erupciones cutáneas, y meningitis bacterial.

• El hierro es una parte necesaria del tejido cerebral. Los impulsos de los nervios se mueven más lentos cuando hay una deficiencia de hierro. Esta carencia durante la infancia puede causar daño permanente al cerebro del niño; sin embargo, demasiado hierro también puede causar problemas. La deficiencia de hierro durante los primeros dos años de la vida de un niño está asociada con cambios en el comportamiento y retrasos en el desarrollo psicomotor. Suficiente, pero no demasiado, es la clave para la ingestión apropiada de hierro.

• La deficiencia de yodo durante los primeros años está asociada con la reducción de la cognición y logros en niños de edad escolar.

• Los niños desnutridos tienen más problemas para luchar contra las infecciones.

Por lo tanto, pueden enfermarse más seguido, faltan más a la escuela, y no logran llevar el paso de sus compañeros.

• La desnutrición tiene como resultado niveles de actividad reducidos, interacciones sociales reducidas, disminución de curiosidad, y disminución en funcionamiento cognitivo.

• Los niños de edad escolar que desayunan salen mejor en exámenes de aptitudes que aquellos niños que no desayunan. Efectos similares y aún más dramáticos se esperan entre los bebés y niños pequeños si se completan los estudios sobre desayuno y rendimiento.

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